4 oct VD.- Nos adentramos en el mundo del trabajo de los cuidados y de la economía doméstica. Un trabajo en general no remunerado, que cobró una importancia relevante para sostener hogares y comunidades en el contexto de la pandemia. Sumamos voces y reflexiones para que lo esencial sea cada vez más visible: ¿quién cuida a las cuidadoras?.

Por Marcha Noticias* Hagamos un ejercicio. Estamos en la Argentina, más precisamente mirando desde Buenos Aires, donde existe la mayor concentración poblacional. En el mundo hay una pandemia que no se puede ignorar: se cierran las instituciones y disminuyen los salarios de casi toda la población. Sí, este ejemplo no tiene nada de ficción.

Ahora pensemos que, en ese contexto, necesariamente habrá personas que asumirán la responsabilidad de construir e inventar las múltiples respuestas sociales y económicas. Eso implica garantizar la alimentación básica, los recursos, la situación habitacional, el cuidado de las y los más pequeños y de las personas más ancianas, su salud y educación; como así también mantener una actitud de esperanza frente a este contexto desolador y desmoralizante.

Ese es el escenario. Entonces, ¿estás pensando en cuerpos feminizados que llevan adelante todas esas tareas? Sí, no decimos ninguna novedad: son las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries nuestro personaje principal.

Ahora bien, si la representación es tan fácil de hacer y comprender, ¿por qué será que las tareas comunitarias, de cuidado y de acompañamiento son tan imprescindibles como invisibilizadas? En esta segunda entrega del Especial ¿Quién defiende a lxs Defensorxs? nos preguntamos por quiénes sostienen la comunidad en el contexto de la pandemia por COVID 19.

Entonces, más allá de que existen muchos trabajos esenciales que posibilitan la continuidad de cierta estructura política y económica, las tareas cotidianas de cuidados son las que permiten la verdadera supervivencia. Esto no es nada nuevo, hace parte de una certeza histórica e irrefutable que los feminismos ponen siempre en la discusión: el trabajo “reproductivo”, cotidiano, no remunerado, que se relaciona con las tareas de cuidados y el mantenimiento de la vida de los pueblos es la base constitutiva del modo de producción que estructura a la sociedad.

Por mucho tiempo, los feminismos señalaron su preocupación por la invisibilización y falta de reconocimiento de dichas tareas. Hoy, la crisis global no sólo las pone en evidencia nuevamente, sino que también nos permite desarrollar una posibilidad estratégica e histórica que ya conocíamos: nosotras movemos el mundo. A esta hora, exactamente, hay una mujer cuidando. Mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries que no sólo sostienen las tareas de cuidados, entendidas únicamente como parte de la reproducción del sistema, sino que también construyen y proponen nuevos modos de alterar el orden vigente.

A esta hora, y en cualquier momento, hay ollas populares, roperitos comunitarios, comedores, colectivos de acompañamientos contra violencias, tomas de tierras, cooperativas de trabajo, mingas que se proponen contener y acompañar a su comunidad, y que además muestran nuevas formas de relacionarse y organizarse. Como en la crisis de finales de los noventa en la Argentina, otra vez, miles se encuentran en espacios fuertemente feminizados para sobrellevar la desolación en comunidad. Pero ahora es distinto.

Hoy contamos con una historia reciente de visibilización feminista y quienes asumen las tareas de cuidado lo saben. Son las que construyen en nuestros barrios, territorios y comunidades quienes defienden nuestra vida digna y, también, nuestras semillas para nuevas revoluciones y mundos.

Eso que llaman amor…

Pero estas líneas no se tratan solamente de una propuesta de sensibilización sobre los mandatos que se esconden en las tareas de cuidados. Ciertamente, aquellas tareas y trabajos no remunerados y llamados “de reproducción” también se reflejan en los números. En el informe realizado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía se comunicó que el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado representa un 15,9% del PIB en Argentina. A su vez, se explicó que se trata del sector de mayor aporte en toda la economía, y detrás están la industria (13,2%) y el comercio (13%).

En la publicación realizada el 1 de septiembre de este año, tras haber pasado más de 6 meses del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por COVID 19, se explica que “en total, se calcula que se trata de un aporte de $ 4.001.047 millones de pesos, valor que resulta de monetizar la gran cantidad de tareas domésticas que se realizan en todos los hogares, todos los días. Por caso, para tener dimensión de los que esto significa, Industria aporta $3.324.163 millones al PBI, y Comercio, $3.267.584 millones”.

Finalmente, el estudio concluye que el 75,7% de las tareas son realizadas por mujeres que dedican “diariamente 96 millones de horas de trabajo no remuneradas a las tareas del hogar y los cuidados”.

En lo que respecta particularmente a los meses de ASPO por COVID 19, el informe da cuenta de una estadística impactante aunque para nada reveladora: “mientras muchos sectores productivos presentaron caídas en su nivel de actividad, el trabajo de cuidados, por el contrario, aumentó su nivel al 21,8% del PIB y muestra un aumento de 5,9 puntos porcentuales con respecto a la medición sin pandemia”.

Tal como lo afirma el informe realizado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género, en medio de la crisis global, los trabajos y tareas de cuidados sostienen no sólo el funcionamiento de la vida a nivel local, sino también de la economía nacional.

Si bien las tareas de cuidados implican una cantidad importante de horas para su desarrollo y hacen parte de un trabajo esencial, tanto en el marco de la pandemia como lo han sido previamente; desde la Secretaría de Economía, Igualdad y Género explican que este tipo de labor “sigue quedando al margen del debate económico. Estas tareas no son reconocidas como productivas y no integran los modelos de análisis, ni aparece identificado su aporte a la economía”.

Del mismo modo, la subestimación e invisibilización del valor que tienen las tareas de cuidados no remuneradas consignan aquellos trabajos remunerados que se caracterizan por el servicio de cuidar: maestras, enfermeras, trabajadoras domésticas, educadoras populares, cooperativistas, cocineras, entre otras, hacen parte del grupo social más desfavorecido en el salario. Y esto, claro está,  no es ninguna coincidencia.

Sobre esta situación hablamos con Macarena Romero, integrante de la organización de Derechos Humanos de Migrantes y Refugiadas de la Argentina (AMUMRA), desde donde acompañan la integración social y económica, tanto de las mujeres migrantes y refugiadas como de sus familias. Respecto de la situación de las mujeres trabajadoras en el marco de la pandemia, sostiene Macarena: “Somos nosotras las que con nuestros cuerpos y con nuestro trabajo estamos sosteniendo toda la estructura del cuidado”.

Mujeres migrantes

Desde una perspectiva de Derechos Humanos, Género e Interculturalidad, AMUMRA asegura que las violencias y desigualdades se acentúan de manera interseccional, es decir, que no es lo mismo ser mujer y migrante que no serlo. Sobre todo en un contexto de crisis.

“Lo que observamos nosotras, particularmente en el caso de las mujeres migrantes que son trabajadoras de casa particular, es que muchas de ellas no están registradas y trabajan de manera informal. Todo eso lo que hace es profundizar las vulnerabilidades previas que ya existían, las cuales siempre estuvieron expuestas por su condición de mujeres, por su condición de migrantes, por su condición de racializadas y de empobrecidas también a partir del trayecto migratorio”, explicó Romero.

Según Macarena, en el marco de la pandemia, la situación derivó primero en  un importante número de despidos masivos y suspensiones de salarios, dada la informalidad de sus contrataciones. En ese sentido, asegura que “un gran porcentaje de las mujeres migrantes que se desempeñan con trabajos de casa particular son jefas de hogar, con lo cual muchas de ellas se vieron en la necesidad de continuar sus tareas poniendo en riesgo la propia salud, la de su familia y exponiéndose también a riesgos legales que podrían impactar en su estatus migratorio”.

Por otro lado, aquellos subsidios estatales que se propusieron como “ayudas económicas” frente a la crisis, como lo es el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), profundizaron las vulnerabilidades existentes por la imposibilidad de que “las compañeras migrantes pudieran acceder al IFE teniendo en cuenta que se solicitaban dos años de residencia permanente en Argentina para poder acceder a este ingreso y esto dejó afuera un gran porcentaje de compañeras”.

Según el informe realizado por Natsumi Shokida del equipo de dato de EcoFeminita sobre las Trabajadoras del Servicio Doméstico en la Argentina, se puede ver la magnitud que tiene dicha ocupación en nuestro país, así como la fuerte feminización y su estrecho vínculo con la división sexual del trabajo que lo caracterizan.

Lo mismo sucede con “el acceso a derechos y bajos ingresos que perciben a cambio de su trabajo”. Desde Economía Femini(s)ta, explican que “en las grandes ciudades del país, pueden contarse casi 900 mil personas que componen al sector. A su vez, la tasa de feminidad del sector es del 98,5%. Es decir que casi en su totalidad se trata de trabajadoras mujeres”.

Las trabajadoras que realizan tareas domésticas y de cuidado en hogares particulares, según el informe realizado por Natsumi Shokida, representan un 16,4% dentro del total de ocupadas mujeres. Es decir que en Aregentina “alrededor de 1 de cada 5 mujeres tiene como ocupación principal el trabajo en hogares particulares”.

Shokida, Natsumi S. (05/03/2020) Las trabajadoras de servicio doméstico en Argentina. 1er trimestre de 2020. Economía Femini(s)ta

Llevando este mismo análisis a la práctica cotidiano, desde AMUMRA se proponen distintas estrategias colectivas para sobrellevar la situación. Así lo explican: “Desde el inicio de la pandemia tuvimos que hacer el gran esfuerzo de adaptar nuestro trabajo, que siempre es de carácter territorial, al ámbito de la virtualidad y en esa línea organizamos espacios de Zoom donde asesoramos tanto en trámites de regularización documentaria como legalmente a las trabajadoras de casa particular, y también brindamos asesoría en la gestión para la solicitud del IFE”. 

Sostiene Macarena Romero que si bien desde la sociedad civil se encuentran haciendo un enorme esfuerzo para acompañar y para asesorar a sus compañeras en este contexto, “es desde la política pública donde podemos generar un cambio para realmente comenzar a pensar los cuidados como estratégicos y como un recurso central en nuestras sociedad”. Desde la experiencia de AMUMRA se puede ver que “las compañeras que se dedican a las tareas de cuidado y que gestionan hogares que no son los suyos mientras están solas, hoy están sorteando con mucha dificultad los meses sin salario».

Si bien el diagnóstico realizado por AMUMRA ante el actual contexto de las trabajadoras de casas particulares es desalentador, también nos muestran que desde el colectivo se pueden construir alternativas. Entre ellas, recientemente crearon la feria migrante virtual 2020, sobre la cual explica Macarena: “hay más de 60 emprendimientos de mujeres y diversidades migrantes y refugiadas, hay productos y también servicios”, y a la cual se puede acceder simplemente haciendo click acá.

*Marcha Noticias es un medio de comunicación popular que no sólo observa y registra sino que toma posición. Es un medio de comunicación que se construye desde el campo popular y las luchas del pueblo argentino. Son trabajadores y trabajadoras de prensa y de la cultura, periodistas, comunicadores y comunicadoras, fotógrafos y fotógrafas, ilustradores e ilustradoras. Militantes de la historia.

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